Sostienen el árbol de Vigeland. El feto de bronce toma posición, dispone nacer. Se abraza la manada, se protege, se multiplica. La mano de la fronda que cae, oculta las formas que se estrechan. Una cadera se frota contra otra, en el silencio rebaten. El niño alarga la medida de su dedo en la boca, se cubre con la pregunta y también desea. Serviles, los Atlas levantan el mundo plano bajo la gota, el plato donde comen los dioses y renuncian a los desperdicios. La ola de cuerpos se pliega eréctil, todos procuran albergar el monolito.
A través de los habitantes del portal podrás verlo. Será inevitable perturbar.
A través de los habitantes del portal podrás verlo. Será inevitable perturbar.
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En la imagen: Fotografía del "Monolitten", Parque de las esculturas en Oslo, del artista noruego Gustav Vigeland