Abre el centro, estático. Toma la circundante sombra. Inhala el halo oscuro. Irrádiate tiniebla. Tiembla. En la lengua, el sórdido líquido que has de beber. Persuade de ocaso a tu ojo. Cúbrete en la capa de la noche, la caja de todos. Exhala el aliento que apaga el faro, la mecha de tu parecer transmutado humo. Una palabra del silencio saltará a la punta, en plegaria, bajo ráfaga. Despójate. Es hora de las variaciones.
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